
Tomado de BBC: El Solidario. Al menos dos milicianos libios abrieron fuego contra una embarcación precaria y llena de migrantes que trataba de llegar a la isla italiana de Lampedusa.
Un patrón de tragedias evitables
La organización ResQship, que opera el barco de rescate Nadir, respondió a una alerta tras detectar una embarcación inflable a la deriva de 66 personas a bordo, procedentes de Libia rumbo a al sur de la isla de Lampedusa. Al llegar, encontraron a dos menores ya fallecidos, de tres y cuatro años. Asimismo, a varios migrantes con quemaduras químicas causadas por la mezcla de agua salada y combustible. Otra persona murió poco después del rescate, y los supervivientes informaron que una cuarta había caído al mar durante la travesía.
Este suceso no es aislado. Según UNICEF, más de 3.500 niños han muerto o desaparecido en la última década intentando cruzar el Mediterráneo central. Lo que equivale a un menor cada día. Muchos de estos niños viajaban no acompañados, lo que los hacía especialmente vulnerables a la trata y otras formas de abuso.
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Llamado urgente a políticas migratorias humanitarias
Organizaciones como ResQship y UNICEF insisten en la necesidad de crear rutas migratorias seguras, garantizar el rescate marítimo y establecer mecanismos de asilo que prioricen la dignidad humana. La falta de alternativas legales obliga a miles a embarcarse en travesías extremadamente peligrosas.
Detrás de estas cifras hay vidas, familias, sueños rotos. Si los gobiernos europeos y los grandes actores económicos globales no se comprometen con una visión humanitaria y equitativa, el Mediterráneo seguirá siendo una fosa común. Es deber de nuestras sociedades exigir que los derechos humanos no sean una opción, sino una prioridad.
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