La situación en la Televisión de Galicia (TVG) ha escalado con la convocatoria de paros diarios por parte de sus trabajadores, quienes exigen que la dirección de la empresa pública cese las prácticas de manipulación informativa y externalización de contenidos.
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Esta protesta, iniciada por el Comité Intercentros de la CRTVG, representa la respuesta a años de quejas sobre la falta de transparencia, la precarización laboral y el control político ejercido desde la Xunta de Galicia, gobernada por el PP.
Las huelgas han afectado programas de gran relevancia en la programación diaria, como O Termómetro, cuya transmisión se ha visto retrasada o cancelada en varias ocasiones debido a los paros.
Este espacio ha sido simbólico en la lucha de los trabajadores, quienes critican la creciente externalización y denuncian que esta modalidad facilita la censura y manipulación política.
Líderes sindicales, como Amelia Pérez de Comisiones Obreras, y figuras políticas, como José Ramón Gómez Besteiro del PSdeG, han respaldado las huelgas, señalando que el «cuarto poder no puede ser la correa de transmisión de un partido político”.
A pesar de la presión social, la dirección de la CRTVG insiste en que casi el 70% de sus empleados no apoya los paros, cifra cuestionada por el comité de huelga, que ve en esta afirmación una estrategia para restar peso a la movilización.
La CRTVG asegura, además, que el modelo de coproducción utilizado no afecta a la plantilla fija y que las quejas sobre manipulación son exageradas.
Los paros reflejan una tensión profunda entre los trabajadores de los medios públicos gallegos y las políticas de la Xunta, en un contexto en el que se cuestiona el papel de los medios públicos en una democracia.
Ante el “desmantelamiento” que denuncian los huelguistas, ¿cuál será el compromiso de las autoridades para garantizar medios públicos independientes y libres de censura?
FUENTES: ElPlural.es, ElPaís.es.
EL PLURAL
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