Fausto 
Publico.es/El Solidario. Según datos de la ONU y la Media Luna Roja, el número de niños asesinados crece a un ritmo escalofriante en Gaza.
La normalización de los ataques israelíes contra niños, niñas, periodistas y cooperantes en Gaza es una de las manifestaciones más brutales de la deshumanización del pueblo palestino. Lo que debería ser una condena unánime por parte de la comunidad internacional se ha transformado en una preocupante indiferencia.
La violencia, lejos de ser un escándalo global, ha sido integrada al discurso político de Occidente con tibias preocupaciones que apenas disimulan la complicidad de los gobiernos europeos.
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La agresión contra la población civil en Gaza es sistemática. Organizaciones de derechos humanos han denunciado que el Ejército israelí no distingue entre combatientes y civiles, bombardeando hospitales, escuelas y zonas residenciales sin consecuencias reales.
Según datos de la ONU y la Media Luna Roja, el número de niños asesinados crece a un ritmo escalofriante. Sin embargo, en los despachos europeos no hay indignación, sino justificación o, peor aún, silencio.
El genocidio también silencia voces
El asesinato de periodistas y cooperantes se ha convertido en un pilar de esta estrategia de terror. Las voces que informan sobre la realidad en Gaza son acalladas con bombardeos quirúrgicos y ataques selectivos, mientras medios de comunicación occidentales repiten la versión oficial israelí sin cuestionarla.
Se criminaliza a quienes documentan la masacre, se oculta la brutalidad y se justifica la represión en nombre de una seguridad que sólo opera en una dirección.
La inacción de la Unión Europea y sus principales líderes es un testimonio de cómo la política exterior ha sucumbido a los intereses geopolíticos y comerciales con Israel. Se sanciona con dureza a países que desafían el orden occidental, pero se mira hacia otro lado cuando se trata de los crímenes cometidos contra la población palestina.
El derecho internacional es claro: atacar civiles, periodistas y trabajadores humanitarios es un crimen de guerra. Pero mientras las potencias occidentales continúen privilegiando sus alianzas por encima de la justicia, la impunidad seguirá reinando y la masacre en Gaza continuará. El silencio cómplice de Europa es, en sí mismo, una forma de participación en esta barbarie.
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