María Luisa Abarca Sánchez 
Imagen de laverdad.es : El Solidario. En España, las personas autistas se encuentran con un sistema sanitario inadecuado que no puede satisfacer sus necesidades específicas.
En España, las personas autistas enfrentan una realidad desoladora: un sistema sanitario que no está preparado para atender sus necesidades específicas. La falta de profesionales especializados, la escasa formación del personal sanitario y la ausencia de entornos hospitalarios adaptados son solo algunas de las barreras que dificultan su acceso a una atención médica digna y de calidad.
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Un sistema que no comprende ni atiende
Uno de los mayores problemas es la falta de profesionales especializados en autismo. Muchos médicos y enfermeros carecen de la formación necesaria para entender las particularidades del TEA (trastorno del espectro autista), lo que genera situaciones de estrés y desatención para los pacientes. Además, la escasez de personal sanitario en general agrava el problema, ya que no hay suficientes recursos humanos para brindar una atención personalizada.
Los entornos hospitalarios tampoco están adaptados a las necesidades de las personas autistas. La saturación de los centros, el ruido excesivo y la falta de protocolos específicos hacen que una simple visita al médico se convierta en una experiencia traumática. Estas carencias no solo afectan la calidad de la atención, sino que también perpetúan la exclusión de un colectivo que ya enfrenta múltiples desafíos en su vida diaria.
La urgencia de un cambio estructural
La situación actual es insostenible. Las personas autistas y sus familias llevan años denunciando estas carencias, pero las respuestas por parte de las administraciones públicas son insuficientes. Es urgente invertir en la formación de profesionales, aumentar los recursos humanos y adaptar los entornos hospitalarios para que sean inclusivos y accesibles.
El autismo no es una enfermedad, pero requiere de un sistema sanitario que comprenda y respete sus particularidades. Como sociedad, debemos exigir que se priorice la atención a las personas autistas, porque «la salud no es un privilegio, es un derecho que debe garantizarse para todos».
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