Fausto 
Eduardo Parra / Europa Press. Gabriel Rufián
El diputado de ERC, Gabriel Rufián, volvió a ser noticia en el Congreso de los Diputados con un discurso contundente contra los mantras de la ultraderecha. En pleno debate, Rufián ironizó sobre el término «woke», utilizado despectivamente por la derecha para desacreditar la lucha por los derechos sociales, y afirmó:
«No ser un puñetero facha es ser ‘woke'». Su intervención, aplaudida por la izquierda, es un recordatorio de que la defensa de la igualdad y la justicia no es una moda, sino una obligación democrática.
El término «woke», originado en movimientos antirracistas estadounidenses, ha sido adoptado por la ultraderecha española como un arma para ridiculizar las reivindicaciones feministas, LGTBIQ+, ecologistas y antirracistas.
Rufián desmontó esta narrativa con su habitual estilo mordaz, señalando que lo que la derecha llama «woke» no es más que la defensa de derechos básicos y la lucha contra la discriminación.
Su discurso no solo fue un golpe retórico, sino también una defensa de los valores progresistas en un contexto en el que la ultraderecha intenta normalizar discursos de odio y exclusión. Rufián recordó que ser «woke» no es un insulto, sino un compromiso con la justicia social y la dignidad humana.
La intervención de Rufián es un ejemplo de cómo la política puede ser un espacio para la defensa de los derechos humanos frente a la intolerancia. En un escenario político en el que la ultraderecha gana terreno en Europa, voces como la suya son esenciales para recordar que la lucha por la igualdad no es una excentricidad, sino una necesidad. Como dijo Rufián, «no ser un puñetero facha es ser ‘woke'», y en esa sencilla frase hay toda una declaración de principios.
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