
La Universidad de Granada fue escenario de una fuerte protesta contra la charla «Feminismo y Derecho», en la que la presencia de Macarena Olona generó una escalada de tensión. En imágenes captadas durante la manifestación, se observa a la exdiputada de Vox provocando e incluso agrediendo a los manifestantes, lo que desencadenó la intervención de la policía, que cargó contra los estudiantes, reprimiendo la protesta y protegiendo a la política ultraderechista.
Los manifestantes denunciaron que la charla no era más que un acto político encubierto, donde se intentaba blanquear discursos reaccionarios bajo el paraguas del debate académico. Las consignas feministas y antifascistas resonaron en el campus, mientras la presencia de Olona y sus provocaciones encendían aún más los ánimos.
La actuación policial ha sido duramente criticada, ya que en lugar de calmar la situación, se posicionó del lado de Olona y reprimió a los manifestantes, dejando varios heridos. Esta complicidad entre las fuerzas de seguridad y la extrema derecha no es un caso aislado y se suma a un peligroso patrón de criminalización de la protesta social en España.
Lo sucedido en la Universidad de Granada refleja cómo el discurso de la ultraderecha busca infiltrarse en los espacios académicos para provocar, victimizarse y justificar la represión contra quienes defienden los derechos humanos. Ante este panorama, la pregunta es clara: ¿hasta cuándo se permitirá que figuras como Macarena Olona utilicen las instituciones públicas para fomentar el enfrentamiento y justificar la violencia?
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