
Imagen de departamento19.hn : El Solidario. La violencia sexual como arma de guerra en Haití es una realidad devastadora.
Lactancia materna y conflicto armado
Durante las emergencias, como guerras o desastres naturales, la lactancia materna se convierte en la forma de alimentación más segura y eficaz para los bebés. No requiere agua potable, electricidad ni utensilios especiales. Proporciona nutrición confiable y protege contra enfermedades infecciosas en un entorno donde todo lo demás puede fallar.
La guerra destruye vidas y sistemas ya que causa desplazamientos, pobreza, violencia y muertes, especialmente entre niños y mujeres. Además de diversos factores como el estrés materno, la separación familiar, la desinformación, entre otros.
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Un derecho y una prioridad humanitaria
La protección del derecho a amamantar debe figurar entre las prioridades de cualquier acción humanitaria. Brindar apoyo psicosocial, salud mental materna y la inclusión de especialistas en lactancia en protocolos de emergencia es fundamental. Se debe evitar la distribución sin control de Fórmulas Lácteas Comerciales (FLC), y priorizar la relactación, la leche de donante o la lactancia por nodriza como alternativas.
Los sustitutos artificiales de la leche materna, como las leches de fórmula en polvo o líquidas, producidas industrialmente pueden ser necesarias en algunos casos concretos, por ejemplo, si el bebé no puede ser amamantado. Sin embargo, su uso en situaciones de guerra o catástrofe implican riesgos importantes:
- A menudo se distribuyen sin control por organismos humanitarios, lo que puede desalentar la lactancia materna.
- Necesitan agua potable, higiene, utensilios adecuados y condiciones de almacenamiento seguras, lo que no siempre está garantizado en conflictos.
- Su uso inadecuado se ha asociado a mayor mortalidad infantil.
Organismos como la OMS han establecido guías para la alimentación en emergencias, donde se promueve la lactancia exclusiva los primeros seis meses y se controla el uso de fórmulas infantiles solo cuando sea absolutamente necesario.
Promover, proteger y apoyar la lactancia materna en tiempos de guerra no es solo una opción sanitaria, es un acto de justicia social, dignidad y supervivencia. Incluso en las circunstancias más extremas, la leche materna ha salvado vidas. Defendamos el derecho de cada madre a amamantar y el de cada niño a recibir lo mejor.
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