Las grandes tecnológicas imponen su agenda, desinforman y lucran con nuestros datos. ¿Es posible salvar la democracia del control digital?
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La democracia está bajo ataque, y el enemigo no está en los parlamentos, sino en nuestros dispositivos. Las plataformas digitales se han convertido en los mayores aliados de la desinformación y el odio, espacios sin ley donde los gigantes tecnológicos hacen y deshacen a su antojo. Mientras tanto, los gobiernos miran hacia otro lado, permitiendo que empresas como Meta, Twitter y Google manejen el futuro de nuestras sociedades. “Las redes sociales no pueden seguir siendo un terreno libre para el abuso, la manipulación y el control”, claman desde distintos sectores sociales.
La manipulación digital está destruyendo el tejido democrático, ¿por qué no reaccionan los Estados?
Las plataformas como Facebook, X (antes Twitter) y YouTube están saturadas de fake news, discursos de odio y teorías conspirativas. Estos espacios, lejos de ser medios para la conexión y la información, se han convertido en herramientas de dominación y control. No es casualidad que grupos antidemocráticos y extremistas encuentren su mayor aliado en las redes. Estos gigantes tecnológicos fomentan la adicción a través de algoritmos diseñados para crear un consumo enfermizo de sus aplicaciones, al tiempo que refuerzan sesgos y manipulan la opinión pública para maximizar sus ganancias. “Hacen con nuestros datos un oscuro e inmenso negocio”, señala el informe.
La Ley de Servicios Digitales (DSA) de 2023, aprobada por el Parlamento Europeo, exigía que las grandes plataformas eliminasen los contenidos ilegales y moderasen los discursos de odio. Sin embargo, las tecnológicas han ignorado estas normas. Empresas como las de Elon Musk continúan operando bajo sus propias reglas, sin rendir cuentas ni preocuparse por las consecuencias. Si no se toman medidas urgentes, la Unión Europea debe imponer sanciones ejemplares que obliguen a cumplir la normativa.
Redes alternativas, la solución para una democracia real y una sociedad conectada éticamente
En este escenario desolador, la única salida viable parece ser la creación y el fomento de redes sociales alternativas. Plataformas descentralizadas, sin fines de lucro, con software de código abierto, que respeten la privacidad y promuevan una verdadera ética digital. Estos espacios serían una respuesta directa al control monopolístico de las grandes tecnológicas y un refugio para quienes buscan una comunicación libre de manipulación.
Además, es crucial que la ciudadanía tome consciencia de los peligros que estas plataformas representan. La Unión Europea debe liderar una nueva cultura de soberanía digital, promoviendo el respeto por los datos personales y fomentando una educación crítica frente a la desinformación. La revolución tecnológica no debe ser el fin de la democracia, sino la oportunidad para fortalecerla.
La democracia está en juego. ¿Crees que las redes sociales deberían ser controladas? Únete al debate y comparte tu opinión.
Fuente: Público