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Archivo/ELSOLIDARIO. Una niña mira a los ancianos.
Un reciente informe del McKinsey Global Institute (MGI) alerta sobre los riesgos que la disminución de las tasas de natalidad y el envejecimiento de la población representan para la economía mundial. Según el estudio titulado ‘¿Dependencia y despoblación? Afrontando las consecuencias de una nueva realidad demográfica’, si no se implementan medidas urgentes, estos fenómenos podrían comprometer la sostenibilidad del crecimiento económico, afectar negativamente los mercados laborales y poner en riesgo los sistemas de pensiones.
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Tendencias demográficas preocupantes
Actualmente, dos tercios de la población mundial residen en países con tasas de natalidad inferiores al nivel de reemplazo de 2,1 hijos por mujer. Si la tendencia demográfica actual continúa, se estima que la población de China, que hoy representa el 18% del total mundial, caerá al 6% para finales de siglo. Paralelamente, se prevé que para el año 2100, un tercio de la población global resida en África Subsahariana.
Esta tendencia sugiere que economías avanzadas y naciones como China podrían experimentar una reducción de entre el 20% y el 50% de su población para el año 2100. El informe describe este futuro como «la era de la escasez de jóvenes», donde las tradicionales pirámides poblacionales están transformándose en estructuras más similares a obeliscos, evidenciando un aumento acelerado de personas mayores y una disminución de jóvenes.
Impacto en la población activa y el PIB per cápita
Se prevé que en las economías avanzadas y en China, la proporción de la población en edad laboral disminuya del 67% actual al 59% en 2050. Esta reducción en la fuerza laboral podría traducirse en una disminución significativa del crecimiento del PIB per cápita, estimada en más de 0,5 puntos porcentuales por año. Este escenario plantea desafíos considerables para mantener la competitividad y la prosperidad económica a largo plazo.
El caso de España: un desafío demográfico
España se enfrenta a uno de los mayores retos demográficos, con una tasa de natalidad de 1,2 hijos por mujer y un porcentaje creciente de población jubilada. Esta situación pone en jaque la sostenibilidad del sistema de pensiones y la viabilidad de los servicios sociales. Además, el envejecimiento de la población podría afectar negativamente la productividad y la innovación, elementos clave para el desarrollo económico.
Posibles soluciones y estrategias
Para mitigar estos efectos, el informe de McKinsey sugiere varias estrategias. Entre ellas, fomentar políticas que incentiven la natalidad, como ayudas económicas a familias y facilidades para la conciliación laboral y familiar. Asimismo, se propone promover la inmigración para compensar la disminución de la población activa y adoptar tecnologías que aumenten la productividad, como la automatización y la inteligencia artificial. Estas medidas podrían ayudar a contrarrestar los efectos negativos del envejecimiento poblacional en la economía.
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