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Tomada de blogscvc.cervantes: Burbuja inmobiliaria es la subida anormal, prolongada y descontrolada del precio de los inmuebles
La especulación inmobiliaria, impulsada por inversores extranjeros, destruye comunidades y excluye a los más vulnerables del acceso a la vivienda digna.
La burbuja inmobiliaria expulsa a las familias de sus hogares
En un escenario económico marcado por la creciente desigualdad, la burbuja inmobiliaria ha alcanzado nuevas dimensiones, con efectos devastadores para miles de ciudadanos que se ven atrapados en un sistema que favorece a los grandes fondos buitres y especuladores, mientras los derechos humanos y el acceso a la vivienda se ven sistemáticamente vulnerados.
A medida que los precios de los alquileres y las viviendas se disparan, son los más vulnerables quienes sufren las consecuencias de este modelo económico insostenible.
Un reciente informe ha revelado que, en los últimos cinco años, la inversión extranjera en el sector inmobiliario ha aumentado un 30%, lo que ha generado una escalada de precios que excluye a las clases trabajadoras de las principales ciudades.
Según los datos, el 40% de las nuevas viviendas construidas han sido adquiridas por fondos de inversión, muchos de los cuales se especializan en la compra de propiedades para su revalorización rápida, sin tener en cuenta las necesidades de la población local.
La especulación inmobiliaria, impulsada por los inversores internacionales y los fondos buitres, está acentuando las disparidades sociales. Mientras los grandes capitales buscan maximizar sus ganancias, las familias trabajadoras se ven obligadas a lidiar con un mercado inmobiliario cada vez más inaccesible.
En algunas zonas, el precio medio de la vivienda ha aumentado hasta un 50% en solo tres años, dejando fuera de la ecuación a miles de personas que solo buscan un hogar digno.
Este fenómeno no solo tiene un impacto económico, sino que también destruye el tejido social y humano de las comunidades, promoviendo la gentrificación y la segregación urbana. Además, la falta de políticas públicas que regulen la inversión inmobiliaria extranjera contribuye a la degradación ambiental, al favorecer la construcción de viviendas en zonas protegidas y al aumentar la huella de carbono de las ciudades.
La burbuja inmobiliaria no solo es un problema económico, sino también una cuestión de justicia social y ambiental. Es urgente un cambio de paradigma que coloque a las personas por encima de las ganancias y que priorice la construcción de un futuro más igualitario, justo y sostenible.
¿Estamos dispuestos a permitir que los especuladores sigan dictando las reglas del juego mientras miles de familias se quedan sin un hogar digno?
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