Tras la multitudinaria manifestación del 13 de octubre, la huelga de alquileres gana fuerza
La huelga de alquileres ha tomado protagonismo tras la manifestación del 13 de octubre, donde los asistentes corearon consignas como «tenemos las llaves de todas las casas». El objetivo del movimiento es claro: frenar el abuso de los precios del alquiler y reivindicar el derecho a una vivienda digna. Inspirados en las autorreducciones de la Italia de los años 70, los inquilinos buscan autorregular el precio de sus alquileres y combatir el sistema capitalista que, según ellos, convierte la vivienda en una mercancía lucrativa.
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Los inquilinos se organizan para resistir los aumentos desmedidos del alquiler
El movimiento no solo apunta a los grandes rentistas, sino también a los pequeños propietarios que, aunque con menos inmuebles, siguen obteniendo ingresos considerables sin trabajar, simplemente por poseer viviendas. Los inquilinos, organizados en sindicatos, denuncian la «inseguridad» que enfrentan al no poder permitirse un techo digno, mientras los propietarios, aunque más pequeños, se quejan de las posibles pérdidas financieras.
La huelga de alquileres se perfila como una forma de «desobediencia colectiva» que busca cambiar las reglas del juego. Los organizadores aseguran que no solo se trata de bajar los precios, sino de desafiar el sistema que convierte la vivienda en un lujo. A medida que la idea de la huelga se extiende, los inquilinos están decididos a tomar el control de su futuro, organizando acciones colectivas que podrían marcar un punto de inflexión en la lucha por el derecho a la vivienda.
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Fuente: Salto Diario