En el desierto de Judea, en Cisjordania, las guarderías beduinas se han convertido en auténticos oasis de paz. Estos espacios, gestionados por las misioneras combonianas, ofrecen educación y respiro a niños beduinos de entre 3 y 5 años.
En medio de la aridez del desierto y la creciente inseguridad, estas guarderías brindan un entorno seguro y educativo, fundamental para el desarrollo de estos pequeños.
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Un camino difícil, pero lleno de esperanza
Los niños beduinos recorren kilómetros bajo el inclemente sol del desierto para llegar a estos parvularios. A pesar de las duras condiciones, acuden felices. Allí encuentran un refugio donde pueden aprender y jugar en paz.
Las hermanas combonianas, con el apoyo de la ONG Manos Unidas, han logrado crear un ambiente donde los niños pueden escapar de la inseguridad que asola a sus comunidades.
La precariedad de los asentamientos beduinos
La vida en los asentamientos beduinos es extremadamente precaria. Confinadas en pequeñas áreas entre el muro de separación israelí, asentamientos y zonas militares; estas comunidades enfrentan una grave falta de recursos. Sin acceso a agua potable, electricidad, educación o sanidad, los beduinos viven en un estado de constante vulnerabilidad.
Las mujeres y los niños son los más afectados por este aislamiento. Los menores que no asisten a las guarderías pasan el día vagando por el desierto, lo que dificulta su posterior integración en la escuela primaria. Sin embargo, la labor de las misioneras ha permitido la implementación de actividades comunitarias que están transformando la vida de estas personas.
Educación y resiliencia para las comunidades beduinas
Las misioneras combonianas no solo trabajan con los niños, sino también con las mujeres de estas comunidades. Más de 150 mujeres beduinas participan en talleres de formación para generar ingresos y en cursos de idiomas como árabe e inglés.
En tiempos difíciles, donde el conflicto ha interrumpido la educación regular; los campamentos de verano y las guarderías se vuelven más esenciales que nunca. Estos espacios no solo brindan educación, sino también valores de reconciliación, tolerancia y paz. Gracias al esfuerzo conjunto de las misioneras combonianas y Manos Unidas, los niños beduinos tienen la oportunidad de soñar con un futuro mejor.
Fuente: Manos Unidas