Francia sigue sin incluir el consentimiento en su ley de violación. ¿Hasta cuándo la justicia ignorará a las víctimas?
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El caso de Dominique Pelicot ha desatado la indignación en Francia. Pelicot drogó a su esposa durante años para que otros hombres la violaran mientras estaba inconsciente. Sin embargo, el Código Penal francés no reconoce este acto como violación al no haber violencia o coacción. Este vacío legal ha desatado protestas masivas y ha puesto en evidencia la urgencia de cambiar la definición de violación en Francia, incluyendo la ausencia de consentimiento como eje central.
Francia, rezagada en Europa
A diferencia de 19 países europeos que ya han adaptado sus leyes para incluir el consentimiento en la definición de violación, Francia sigue anclada en una normativa obsoleta. En marzo, Emmanuel Macron expresó su apoyo a un cambio legal, pero hasta ahora no ha habido avances. El ministro de Justicia, Didier Migaud, apenas respondió con un tímido “sí” a la posibilidad de modificar el Código Penal. Esta falta de acción ha generado frustración en colectivos feministas que denuncian la inacción del gobierno.
Lola Schulmann, de Amnistía Internacional, enfatiza la gravedad de la situación: “El sistema judicial francés perpetúa la impunidad y revictimiza a las mujeres”. Las víctimas enfrentan un proceso judicial que exige pruebas de violencia física, lo que disuade a muchas de denunciar. Solo el 6% de las víctimas de violación en Francia presenta una denuncia, lo que evidencia el miedo y la desprotección que enfrentan.
El consentimiento como clave
La Convención de Estambul, ratificada por Francia, exige que los países legislen para penalizar las relaciones sexuales sin consentimiento. España, Suecia y República Checa ya han dado el paso, pero Francia sigue sin aplicar esta recomendación. “El caso Pelicot es un símbolo de una lucha mayor: que Francia reconozca el consentimiento como base de la violación”, afirma Schulmann.
Mientras tanto, en Europa, países como Alemania o Suiza han reformado sus leyes. Francia, que se resistió a incluir este tipo penal en la directiva europea, ahora se encuentra bajo presión social y política. “No es solo un debate penal, es un cambio cultural que Francia necesita urgentemente”, concluye María Eugenia Rodríguez Palop, eurodiputada.
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Fuente: El Salto