Hace cinco décadas, científicos de Exxon predijeron con precisión los efectos del cambio climático, proyectando aumentos de temperatura derivados del uso de combustibles fósiles.
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Sus modelos internos, que coincidían con datos actuales, mostraban una subida de hasta 2 °C si las emisiones continuaban al ritmo previsto. Aunque sus estudios reflejaban con claridad el peligro inminente, Exxon optó por ignorar esta evidencia y priorizar sus ganancias, invirtiendo en campañas para generar dudas sobre el cambio climático.
Cuando la ciencia y el beneficio colisionan
Los informes internos de Exxon, datados en la década de 1970, detallaban cómo el aumento de las emisiones de CO₂ y otros gases de efecto invernadero impulsaría el calentamiento global. Sin embargo, en lugar de liderar un cambio, la empresa contribuyó a financiar campañas de negacionismo climático y a desviar la atención pública de la ciencia. Este enfoque permitió que el consumo de petróleo siguiera aumentando, con efectos directos en el cambio climático y sus devastadoras consecuencias para las poblaciones más vulnerables.
¿Es tiempo de que las grandes corporaciones rindan cuentas?
La predicción de Exxon plantea un debate esencial sobre la responsabilidad corporativa. A medida que enfrentamos una emergencia climática global, es vital exigir responsabilidad a las empresas que priorizan las ganancias sobre la seguridad del planeta. ¿Podremos frenar el cambio climático si las principales corporaciones no anteponen el bienestar común?
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