
Imagen: publico.es. El Solidario. Ejercito español en Valencia.
La propuesta de crear un Ejército europeo, un viejo sueño de algunos líderes del continente, podría tener un costo económico que rivaliza con los fondos Next Generation, destinados a reconstruir las economías tras la pandemia. ¿Es esta la inversión que Europa necesita ahora?
En un continente que aún cicatriza las heridas del COVID-19, la idea de destinar el equivalente a los fondos de recuperación Next Generation a la creación de un Ejército europeo genera indignación. Mientras familias luchan por mantener sus hogares y empresas intentan resurgir de la ruina económica, surge la pregunta: ¿puede Europa permitirse este desvío de recursos en un momento tan crítico?
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El coste estimado para un Ejército europeo asciende a cientos de miles de millones de euros, una cifra que podría financiar hospitales, escuelas, y programas de transición energética en todo el continente. Sin embargo, líderes europeos, preocupados por la seguridad frente a un mundo cada vez más polarizado, argumentan que un sistema de defensa unificado es indispensable.
La contrapartida es evidente: los fondos Next Generation han sido la tabla de salvación para millones de ciudadanos. En España, estos fondos han financiado proyectos para transformar la economía, fomentar el empleo juvenil y digitalizar empresas.
El debate no es solo económico, es profundamente ético y emocional. Europa se encuentra ante una encrucijada que definirá su identidad: ¿priorizar la recuperación social o invertir en defensa militar? Al final, la pregunta es para cada ciudadano europeo: ¿Qué legado queremos dejar para las futuras generaciones, un continente reconstruido o armado?
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