Escasez de dólares y de combustible en una Bolivia en crisis social

El problema de abastecimiento de combustibles que comenzó en 2024 en la República Bolivariana, volvió a quedar patente en los últimos días, con largas filas de vehículos en las estaciones de servicio. Esta situación ha ocasionado protestas y amenazas de movilizaciones de distintos sectores.

Una de ellas fue organizada por la federación de estudiantes de la estatal Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (Uagrm), la Unión Juvenil Cruceñista y el Consejo Departamental de la Juventud de Santa Cruz, se manifestaron el pasado viernes frente a las oficinas de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).

Cuando la protesta llegó a las oficinas, los manifestantes vaciaron las bolsas de basura al grito de «queremos combustible» y pidiendo que renuncie el presidente de la empresa estatal, Armin Dorgathen.

En declaraciones a los medios, el vicepresidente del Comité Pro Santa Cruz, Agustín Zambrana declaró: «Hoy día, Luis Arce y su gabinete nos tienen con hambre, sin salud, sin educación y a nuestras familias en vehículos todas las noches esperando en fila para comprar combustibles».

El dirigente anunció que próximamente habrá una «Asamblea de la Cruceñidad», en la que sectores ciudadanos, civiles, educativos y empresariales de Santa Cruz definirán medidas de protesta contra la falta de carburantes.

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La reacción del ejecutivo ante la situación

El Gobierno de Arce atribuye el problema a la falta de divisas para pagar la importación de diésel y gasolina que, según las autoridades, es «transitoria», aunque esta escasez de dólares persiste desde 2023.

Arce anunció el miércoles medidas para aliviar la carestía de combustible que parecen inspiradas en los tiempos del Covid 19: horario continuo laboral, teletrabajo y clases virtuales. Éstas han sido criticadas o vistas como insuficientes por opositores, expertos y la Iglesia católica.

El mandatario reiteró el pedido que ha venido haciendo su Gobierno para que el Legislativo apruebe créditos externos por más de 1.600 millones de dólares para devolver la liquidez de dólares a la economía y poder así solventar la carencia de combustible.

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