Quinndy Akeju, activista y enfermera, revela las profundas raíces del racismo en España y su lucha diaria contra la discriminación.
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Quinndy Akeju, activista y enfermera, lidera una lucha incansable contra el racismo que deshumaniza a los migrantes en España. Nacida en Zaragoza de padres nigerianos, Akeju ha enfrentado desde niña una sociedad que la excluye por su color de piel. «Las hijas de migrantes no podemos permitirnos no ser buenas estudiantes», declara, evidenciando cómo la discriminación permea en todos los aspectos de la vida.
Racismo institucional y social
El racismo en España no se limita al odio activo, sino que se extiende a la burocracia que convierte a ciudadanos en extranjeros. Akeju denuncia la exclusión burocrática que sufrió cuando le dijeron que no podía trabajar en el sistema de salud. «Es un error administrativo, pero me excluyó de una oportunidad legítima», afirma. Esta discriminación, tan sutil como devastadora, es reflejo de un racismo institucional que deshumaniza y excluye.
A lo largo de su vida, Akeju ha enfrentado numerosas formas de racismo, desde el bullying en la escuela hasta la discriminación en el trabajo. «No puedes tomar solo el ritmo y olvidarte de la gente», defiende al hablar del auge de la cultura afro en Europa. Para ella, la lucha contra el racismo no solo pasa por la representación, sino por un cambio estructural en las instituciones y en la educación.
La herencia del colonialismo
Akeju denuncia cómo el colonialismo ha dejado una herencia de estereotipos racistas que aún persisten en la sociedad española. «El racismo no se ha ido, solo es más explícito», asegura. A través de su activismo en Afrocolectiva, lucha por una España donde las personas migrantes no sean vistas como ciudadanos de segunda clase. Akeju subraya la necesidad de educar activamente en valores antirracistas para desmantelar las estructuras de poder que perpetúan la discriminación.
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Fuente: El País