
Ilustración: El Solidario. La marca de chocolates 'Conguitos', que lleva décadas en el mercado español, ha sido acusada de trivializar y caricaturizar a las personas de origen africano.
En una medida que refleja la creciente conciencia social sobre el racismo en la esfera pública, el Parlament de Cataluña ha decidido retirar las bolsas de ‘Conguitos’ de su bar tras las denuncias por su connotación racista.
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La icónica marca de chocolates, criticada durante años por perpetuar estereotipos raciales a través de su logotipo y nombre, se convierte ahora en el centro de una polémica que ha puesto en evidencia la lucha constante por la igualdad y el respeto a todas las culturas.
La decisión de retirar este producto se produce después de que varios grupos y organizaciones alertaran sobre la problemática que supone exhibir y vender un artículo que, según han señalado, promueve una representación despectiva y colonial de las personas racializadas.
Este gesto, aunque simbólico, subraya la responsabilidad de las instituciones en erradicar el racismo desde los pequeños detalles de la vida cotidiana.
La retirada de los ‘Conguitos’ no es un caso aislado. En los últimos años, diversas marcas alrededor del mundo han sido objeto de críticas por reproducir estereotipos dañinos.
Golpe al marketing racista
La presión social ha obligado a multinacionales como Nestlé y Unilever a modificar o retirar productos con imágenes y nombres que perpetúan ideas racistas. En este caso, el Parlament ha decidido sumarse a esta tendencia, mostrando una postura firme en defensa de la diversidad y la inclusión.
La marca de chocolates ‘Conguitos’, que lleva décadas en el mercado español, ha sido acusada en numerosas ocasiones de trivializar y caricaturizar a las personas de origen africano.
Sin embargo, hasta el momento, la empresa ha mantenido el logotipo y la imagen, argumentando que no tiene intención ofensiva. Pero en el contexto actual, donde los movimientos por los derechos civiles y contra el racismo han ganado fuerza, los símbolos son revisados bajo un nuevo prisma de justicia social.
Esta acción del Parlament envía un mensaje claro: las instituciones públicas deben ser espacios donde se fomente el *respeto a la diversidad y se erradique cualquier forma de discriminación, incluso en los detalles más cotidianos.
Mientras algunos sectores conservadores critican estas decisiones como «excesos del movimiento progresista«, muchos otros celebran lo que consideran un pequeño pero significativo avance hacia una sociedad más equitativa.
Fuentes: Vozpópuli, El Diario, Público.