
Después de tres décadas de silencio, el Gobierno Vasco ha reconocido oficialmente que la muerte de Rosa Zarra en 1995 fue consecuencia directa del impacto de una pelota de goma disparada por la Ertzaintza durante una protesta en Donostia. Este reconocimiento llega tras años de lucha de su familia y colectivos de derechos humanos, que denunciaron la impunidad del caso.
El 22 de junio de 1995, Rosa Zarra, de 58 años, participaba en una manifestación en el barrio de Amara Berri cuando la Ertzaintza cargó contra los asistentes. Un agente disparó una pelota de goma desde apenas seis metros de distancia, impactando en el abdomen de Zarra. Ocho días después, el 30 de junio, falleció a causa de las heridas. Sin embargo, en aquel momento, el Gobierno Vasco negó cualquier relación entre la actuación policial y su muerte, atribuyéndola a una supuesta enfermedad preexistente.
Ahora, tras la revisión del caso por parte de la Comisión de Valoración de Víctimas de Violencia Policial, la versión oficial ha quedado desmontada. Se ha confirmado que la causa del fallecimiento fue la brutalidad policial y que la familia de Zarra tenía razón al exigir justicia. Este reconocimiento la incluye oficialmente en el listado de víctimas de violencia policial en Euskadi, un paso que llega demasiado tarde para reparar el daño causado.
Este caso pone de nuevo sobre la mesa la necesidad de revisar los abusos cometidos por las fuerzas de seguridad y de establecer mecanismos de rendición de cuentas efectivos para evitar que estos crímenes queden impunes. Treinta años después, la justicia aún sigue siendo esquiva para muchas víctimas de la represión policial.
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