
OSonDoCamiño/ElSolidario: En Galicia, movimientos como BDS Galiza han denunciado la participación de KKR en festivales como “O Son do Camiño”
El fondo de inversión Kohlberg Kravis Roberts (KKR) adquirió por 1.400 millones de euros la promotora Superstruct Entertainment, organizadora de más de 80 festivales en todo el mundo. Entre ellos se encuentran algunos de los eventos más populares de España, como el Arenal Sound, el FIB de Benicàssim, el Monegros Desert Festival, el Resurrection Fest, el Sónar o el Viña Rock.
Sin embargo, este movimiento comercial ha expuesto al fondo estadounidense al foco de la polémica. El motivo de este rechazo se debe a que, hasta el momento, KKR se había caracterizado por sus inversiones en el ámbito militar, algunas con exoficiales del ejército de Israel.
También, su conexión con el grupo alemán Axel Springer, le convierte en propietario de la inmobiliaria israelí Yad2, que promociona viviendas en territorios palestinos. En diciembre de 2024, un anuncio de Yad2 en prensa israelí mostraba un mapa de Israel que incluía zonas reconocidas como territorios palestinos ocupados.
Un rechazo desde la cultura
La reacción ante estos intereses más allá de lo cultural no se ha hecho esperar. En Reino Unido, la plataforma de música electrónica “Boiler Room” ha emitido un comunicado declarando que sus valores no se alinean con las inversiones de su nuevo propietario. En Finlandia, los trabajadores del Flow Festival han impulsado la campaña “Flow Strike” para exigir que KKR cese su relación con empresas vinculadas al Estado de Israel o a sus intereses económicos. En Galicia, movimientos como BDS Galiza han denunciado la participación de KKR en festivales como “O Son do Camiño”.
El historial político de los líderes de KKR también alimenta las críticas. Henry Kravis, cofundador del fondo, respaldó la candidatura de Nikki Haley en 2024, famosa por escribir el mensaje “acaben con ellos” en un misil israelí dirigido a Gaza.
En este mundo capitalista es vital mirar más allá de lo que se consume. Cada compra que realizada es, en muchos casos, un voto a las ideas y el statu quo más rancio y abominable. Este rechazo al fondo KKR abre la puerta a un futuro construido por ciudadanos conscientes de sus responsabilidades.
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