El club Europa defiende con valentía a sus jugadores trans tras graves agresiones transfóbicas. ¿Hasta cuándo el deporte será cómplice?
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El Club Esportiu Europa de Barcelona ha alzado la voz en defensa de dos de sus jugadores trans, víctimas de brutales agresiones transfóbicas. Las agresiones no solo dañan a los jugadores, sino que exponen la raíz podrida del odio que se está normalizando en el deporte. El club condena estas agresiones y ha enviado un mensaje claro: «Ni un paso atrás» frente al fascismo y la intolerancia.
El deporte se defiende del odio
En un comunicado contundente, el Europa denunció las agresiones transfóbicas y reafirmó su compromiso con la inclusión. “El fútbol no puede ser cómplice del odio,” declaró su presidente, Víctor Martínez, quien se mostró firme contra cualquier tipo de discriminación. El club pidió una respuesta unida de todos los equipos y entidades deportivas, subrayando que “el respeto y la dignidad de cada jugador están en juego.”
Las palabras de Martínez resuenan con fuerza en un momento donde los discursos de odio están al alza. “No podemos permitir que la violencia y la intolerancia se normalicen en nuestros campos. El fútbol debe ser una herramienta de transformación social, no un altavoz de odio”, sentenció. Su mensaje va más allá del deporte: es un llamado urgente a la acción, una línea roja que no podemos permitir que se cruce.
Un ataque fascista a los derechos humanos
Este incidente pone en evidencia un problema estructural: la violencia transfóbica se ha infiltrado en el deporte, un espacio que debería ser sinónimo de igualdad. Las agresiones sufridas por los jugadores trans son solo la punta del iceberg de un problema que afecta a toda la sociedad. El club ha señalado el preocupante crecimiento del fascismo, que busca silenciar e intimidar a las comunidades más vulnerables.
La transfobia en el fútbol no es un caso aislado, sino un reflejo de la ola de odio que crece día a día en nuestra sociedad. Las instituciones deportivas tienen la responsabilidad de alzar la voz y proteger a sus jugadores, sin matices ni medias tintas. “El fascismo y la transfobia no tienen cabida en nuestras gradas ni en nuestras vidas,” remarcó Martínez. Su lucha es la de todos.
El deporte necesita tu voz: ¿cómo podemos frenar el odio y proteger la diversidad? Participa en los comentarios y comparte tu opinión.
Fuente: El País