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Imagen: publico.es. El Solidario. Pacientes en camilla y familiares de enfermos, el pasado miércoles en los pasillos de Urgencias del hospital Clínico de Santiago.
Las urgencias del Hospital Clínico de Santiago, el principal centro sanitario público de la capital gallega, han experimentado un nuevo colapso, incluso en el contexto de una epidemia de gripe de baja intensidad.
El pasado jueves, decenas de pacientes con diagnósticos graves aguardaron durante horas en los pasillos, reclinados en camillas y sillas de ruedas, a la espera de ser ingresados en planta.
Este episodio de saturación no se debe únicamente al incremento de casos de gripe, sino que es reflejo de problemas estructurales en el sistema sanitario gallego.
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Fernando Abraldes, representante de la Asociación de Pacientes del Clínico, señala que la situación es consecuencia del «deterioro» de otros servicios sanitarios, lo que obliga a los usuarios a acudir a urgencias para recibir atención.
Pésima gestión hospitalaria
Abraldes sostiene que este problema es «estructural» y lleva una década denunciando el mal funcionamiento del servicio, principalmente debido a la «falta de profesionales».
Los pacientes y usuarios del hospital se ven directamente afectados por esta saturación.
Las imágenes de enfermos esperando en camillas y sillas de ruedas en los pasillos se han repetido esta semana, evidenciando la sobrecarga del servicio de urgencias.
Esta situación genera no solo incomodidad y sufrimiento para los pacientes, sino también una carga adicional para el personal sanitario, que debe atender en condiciones adversas.
El impacto en la sociedad y en el sistema sanitario es significativo. La saturación de las urgencias puede derivar en demoras en la atención, incremento de las listas de espera y una percepción negativa de la calidad asistencial.
Además, situaciones de colapso pueden propiciar episodios de violencia y agresiones hacia el personal sanitario, como ha ocurrido recientemente en otros centros de Galicia.
Medidas solucionadoras al colapso
Para abordar esta problemática, se proponen diversas medidas. Es esencial reforzar las plantillas de profesionales en áreas críticas como medicina interna y urgencias, así como mejorar la gestión de camas y recursos hospitalarios.
Además, se sugiere la implementación de protocolos que agilicen el ingreso y alta de pacientes, y la apertura de espacios cerrados o la redistribución de camas para aliviar la presión en urgencias.
También es fundamental fortalecer la atención primaria para evitar que pacientes con patologías menos graves acudan a urgencias.
Desde la perspectiva de los empleados del hospital y de los pacientes, la situación es insostenible.
El personal sanitario denuncia la sobrecarga laboral y la falta de recursos, lo que repercute en la calidad de la atención y en su bienestar emocional.
La necesidad de suprimir o cambiar las emociones propias para mostrar una actitud adecuada en el entorno laboral, conocido como trabajo emocional, es particularmente severo en profesiones como la sanidad.
Esta carga afecta gravemente al bienestar emocional y personal de los profesionales.
Por su parte, los pacientes expresan su malestar por las largas esperas y la falta de atención adecuada, sintiéndose desamparados en momentos de vulnerabilidad.
Lucha por una sanidad eficaz y adecuada
Es imperativo que las autoridades sanitarias tomen medidas inmediatas para resolver esta crisis y garantizar una atención digna y eficiente para todos los ciudadanos.
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