Bolivia enfrenta su peor inflación en 16 años. Ante crisis alimentaria y el contrabando, el gobierno despliega 8.000 militares en las fronteras para proteger a su pueblo.
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Una medida extrema ante la peor inflación en 16 años
La crisis económica golpea con fuerza a Bolivia. La inflación alcanzó el 8,82% hasta noviembre, la cifra más alta en 16 años, mientras que la escasez de dólares y el aumento de precios de productos esenciales agravan el día a día de las familias. Ante este panorama, el gobierno de Luis Arce decidió desplegar a más de 8.000 militares en las fronteras, en un intento por combatir el contrabando y garantizar el acceso a alimentos y combustibles en el país.
La situación no es menor. La provisión irregular de productos como la gasolina y el diésel, sumada a la falta de dólares para importar bienes, ha dejado a muchos hogares luchando por llegar a fin de mes. Según el gobierno, el contrabando agrava estos problemas, desviando recursos esenciales hacia mercados ilegales. La presencia militar busca frenar estas prácticas, proteger la economía boliviana y asegurar que los bienes lleguen a quienes más los necesitan.
¿Es esta la solución que Bolivia necesita?
Aunque combatir el contrabando es necesario, el problema de fondo radica en una economía frágil que afecta, sobre todo, a los más vulnerables. La militarización de las fronteras no es suficiente para proteger a las familias bolivianas y garantizar su acceso a lo más básico.
Los bolivianos necesitan soluciones sostenibles que prioricen la producción local, fortalezcan el mercado interno y promuevan políticas que beneficien a quienes han sido relegados.
¿Hasta cuándo los costos de una crisis global deberán recaer sobre los más pobres?
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