
Archivo/ELSOLIDARIO. Una mujer trabajando en un campo .
La organización Autónomas por la Igualdad ha destacado la necesidad urgente de implementar una política agraria con perspectiva de género y medidas de apoyo específicas para las mujeres en el sector rural. Según su secretaria general, Pilar Mora, «no es que las mujeres rurales no quieran emprender o trabajar en sus propias explotaciones, es que el sistema no se lo pone fácil».
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Menos empleabilidad
En las zonas rurales, las mujeres desempeñan un papel fundamental en la agricultura y la ganadería, además de asumir la mayor parte de las responsabilidades de cuidado. Sin embargo, enfrentan una tasa de empleo inferior en un 8% respecto a los hombres y menor acceso a la propiedad y financiación. Según datos del Ministerio de Agricultura, solo el 32% de los titulares de explotaciones agrarias en España son mujeres.
Esta desigualdad se refleja en la limitada representación femenina en la titularidad de explotaciones y en la dificultad para acceder a recursos financieros. Además, las ayudas existentes carecen de una perspectiva de género, lo que agrava la situación. La carga de los cuidados también impide que muchas mujeres puedan dedicar el mismo tiempo que sus compañeros varones a sus proyectos profesionales.
La ministra de Igualdad, Ana Redondo, ha reconocido en una entrevista concedida a la agencia Europa Press, que las mujeres son el «sostén» de los entornos rurales y «claves para fijar población y motor económico». Durante la entrega de los XV premios a la excelencia a la innovación para mujeres rurales, Redondo subrayó la importancia de programas como ‘Desafío Mujer Rural’, destinados a asesorar y acompañar a las mujeres emprendedoras en el medio rural.
A pesar de estos reconocimientos, la realidad muestra que las políticas actuales no son suficientes para garantizar la igualdad de oportunidades en el ámbito rural. La falta de medidas efectivas perpetúa la invisibilidad y la marginación de las mujeres en este sector.
La situación actual es preocupante. Si no se abordan estas desigualdades estructurales, se corre el riesgo de perpetuar la discriminación y limitar el desarrollo económico y social de las zonas rurales. Es esencial que las autoridades y la sociedad en su conjunto tomen conciencia de esta problemática y actúen de manera decidida para garantizar un futuro más justo e igualitario para las mujeres del campo.
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