El virus del oropouche ha generado una creciente preocupación en Cuba, mientras las autoridades gubernamentales se mantienen en silencio sobre su impacto real.
Esta enfermedad, transmitida por la picadura de mosquitos, ha encontrado en el territorio cubano condiciones ideales para su propagación. La falta de transparencia y las denuncias sobre fallecimientos relacionados con el virus han despertado el temor entre la población.
Te recomendamos: Tensión sanitaria en España por casos importados del virus oropouche
Un virus tropical en expansión
Desde su aparición, el virus del oropouche ha alcanzado 12 de las 14 provincias de Cuba. Aunque el gobierno ha instado a no subestimar los síntomas, los cubanos se sienten desprotegidos. El doctor Francisco Durán, director de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública, pidió a la población estar alerta.
El mosquito Culex quinquefasciatus es el principal transmisor del oropouche en la isla. Este vector se reproduce en zonas de aguas estancadas, facilitadas por las lluvias y las deficientes condiciones sanitarias. Las intensas temperaturas veraniegas también aceleran su expansión.
Falta de transparencia y denuncias de fallecimientos
A pesar de la rápida propagación del virus, el gobierno cubano no ha publicado cifras oficiales actualizadas sobre el número de casos o muertes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó de 74 casos hasta junio. Se estima que la cifra ha aumentado significativamente. En redes sociales, numerosos cubanos denuncian que el gobierno oculta la gravedad del brote, registrando los casos como «síndrome febril» en lugar de oropouche.
Uno de los casos más alarmantes fue el fallecimiento de un joven de 22 años en Santiago de Cuba tras ser diagnosticado con oropouche. Las autoridades han negado la relación entre las muertes y el virus, pero las crecientes denuncias sugieren que la situación es más crítica de lo que se admite públicamente.
Escasez de recursos y crisis sanitaria
Cuba atraviesa una crisis sanitaria agravada por la falta de recursos y medicamentos. No hay tratamientos específicos ni vacunas contra el virus del oropouche, lo que deja a los pacientes vulnerables. La escasez de insecticidas y combustible ha limitado las campañas de fumigación, lo que empeora la situación. La acumulación de basura en La Habana y otras ciudades aumenta la presencia de mosquitos y otros vectores.
El presidente Miguel Díaz-Canel ha reconocido públicamente la escasez de medicinas. En este contexto, muchos cubanos recurren a remedios naturales, aunque las autoridades han pedido que eviten el uso de tés debido a sus posibles efectos secundarios.
El virus del oropouche está sumando presión a un sistema de salud cubano ya debilitado. El temor de la población aumenta ante la falta de información oficial y las denuncias de muertes ocultas. La situación subraya la necesidad de mayor transparencia por parte del gobierno y de una respuesta efectiva para contener la propagación de esta peligrosa enfermedad.
Fuente: El País