Cada octubre, el mundo se tiñe de rosa bajo la consigna de la concienciación del cáncer de mama. Lazos, camisetas y anuncios en tonos suaves invaden los espacios públicos en un intento de visibilizar la importancia de la detección temprana y la lucha contra esta enfermedad.
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Sin embargo, detrás del color rosa, se esconde una realidad mucho más compleja y dura, como bien lo resume la frase “El cáncer de mama no es rosa, es un marrón”.
Lejos de la imagen que proyectan las campañas comerciales, el cáncer de mama es una experiencia devastadora para quienes lo padecen. Las pacientes enfrentan largos tratamientos que incluyen quimioterapia, radioterapia y, en muchos casos, cirugías invasivas como la mastectomía.
A esto se suma el impacto psicológico y emocional que la enfermedad trae consigo, algo que el «rosa» de las campañas no siempre logra captar.
Menos marketing y más inversión
Silvia Rodríguez, diagnosticada con cáncer de mama en 2021, cuenta en una entrevista cómo se sintió al ver la campaña anual de concienciación: «El rosa está bien, pero no refleja el miedo, la incertidumbre y el dolor que implica esta enfermedad. Para nosotras, el cáncer es un marrón del que no puedes escapar».
Según la Asociación Española Contra el Cáncer, cada año en España se detectan más de 33.000 nuevos casos de cáncer de mama, y aunque los avances médicos han mejorado las tasas de supervivencia, la enfermedad sigue siendo una de las principales causas de muerte entre mujeres.
Las pacientes también enfrentan dificultades económicas, pues muchas pierden sus empleos o no pueden hacer frente a los costos de los tratamientos.
Por eso, muchas asociaciones han comenzado a cuestionar la comercialización de la lucha contra el cáncer. Organizaciones como «No es sólo un lazo» abogan por una mayor inversión en investigación, apoyo psicológico y económico para las pacientes, y un enfoque más realista que incluya las necesidades cotidianas de quienes enfrentan esta batalla.
Es hora de que dejemos de ver el cáncer de mama solo como una causa «rosa» y comencemos a tratarlo como el marrón que realmente es: una lucha diaria que va más allá de las campañas comerciales y que exige un compromiso real con las mujeres que lo padecen.
FUENTES: ElSalto.es