La Fiscalía confirma casos de malos tratos a menores migrantes en Canarias. ¿Estamos protegiendo realmente a los más vulnerables?
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La Fiscalía de Canarias ha destapado una preocupante realidad: se investigan varios casos de malos tratos a menores migrantes en centros de acogida de las islas. Según María Farnés Martínez, fiscal superior de la comunidad, «sí los ha habido«, pero por estar en curso las investigaciones, no se pueden ofrecer más detalles. Los menores llegaron en pateras y cayucos, solo para encontrarse con un sistema que, en lugar de ampararlos, podría estar fallando gravemente.
Las autoridades desbordadas y un sistema que no funciona
La fiscal no oculta las deficiencias: los servicios públicos están «sobrepasados» por la llegada masiva de migrantes, entre ellos, menores. Aunque no apunta culpables específicos, Martínez reconoce que se han producido «disfunciones» en el proceso de acogida. Estas fallas, si bien comprensibles por la magnitud de la crisis, no pueden ser excusa cuando hablamos de la protección de niños. «Son propias de la situación que estamos viviendo», explica, pero esto deja en evidencia un sistema insuficiente y desbordado.
Las irregularidades en la atención a menores no solo preocupan a la Fiscalía. Hace dos semanas, María Farnés recurrió el protocolo de atención a menores migrantes del Gobierno canario. Aunque considera que hubo «la mejor voluntad» al implementarlo, advierte que es necesario «reflexionar sobre las consecuencias» de un documento que parece haber sido insuficiente para abordar la crisis humanitaria.
Maltratos y abandono: la vulnerabilidad se agrava
La gravedad de la situación se amplifica al tener en cuenta la advertencia formal de la Fiscalía: si los menores no reciben la atención adecuada, se abrirán causas por delito de abandono. Estos niños, que ya han sufrido el peligroso viaje en pateras, se enfrentan ahora al riesgo de ser víctimas de un sistema ineficaz. «No podemos permitir que las disfunciones terminen siendo un agravante más de su situación», subraya Martínez.
El reto ahora es garantizar que estos menores, ya vulnerados por las circunstancias de su llegada, reciban una atención rápida y efectiva. Las reuniones con la consejera de Bienestar Social y otras autoridades buscan mejorar la coordinación y solventar las «pequeñas diferencias». Pero las preguntas siguen: ¿Serán suficientes estas medidas? ¿Estamos protegiendo realmente a los menores migrantes o perpetuamos su desamparo?
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Fuente: elDiario.es