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El Solidario: Pedro Sánchez le sienta la cara a Trump y a la ultraderecha.
La batalla ideológica está en marcha. El Gobierno de Pedro Sánchez ha decidido reforzar su discurso frente a las fuerzas reaccionarias de PP y Vox, reivindicando a España como un referente antitrumpista en Europa.
Mientras la extrema derecha gana terreno a nivel global, el Ejecutivo ve en este desafío una oportunidad para evidenciar las diferencias entre dos modelos de país: uno basado en la protección social, el multilateralismo y la justicia social, y otro anclado en el proteccionismo, el neoliberalismo radical y el desprecio por los derechos humanos.
El impacto de la nueva administración estadounidense, con su política de aranceles a Europa, el fortalecimiento del nacionalismo económico y su apoyo incondicional a la estrategia genocida de Israel en Gaza, preocupa seriamente a La Moncloa.
España, referente de progresismo y el multilateralismo
España ha optado por mantener su compromiso con una economía abierta y social, promoviendo acuerdos con la Unión Europea y reforzando su presencia en foros internacionales que buscan una alternativa al modelo de confrontación impulsado por los sectores más conservadores.
Frente a los ataques a la soberanía de los pueblos y el avance de la ultraderecha, el Ejecutivo de Sánchez se posiciona del lado del multilateralismo y la diplomacia.
Pero la disputa no es solo externa. En el ámbito nacional, la ofensiva de PP y Vox busca imponer un modelo que replica la agenda trumpista: recortes en derechos sociales, desmantelamiento de la sanidad y la educación públicas, persecución a los inmigrantes y negacionismo climático.
La conexión con la ultraderecha internacional es evidente, y España se convierte en un campo de batalla ideológico donde se enfrentan dos visiones opuestas del futuro.
El Gobierno de Sánchez tiene el reto de demostrar que una España progresista es posible. La única forma de frenar el avance de la reacción es con políticas que mejoren la vida de las mayorías, reforzando el Estado del bienestar y construyendo un país donde la justicia social y los derechos humanos no sean mercancía de cambio. Frente al trumpismo, más democracia. Frente al odio, más derechos. La lucha sigue.
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