El término «prosumidor» es una combinación de las palabras «productor» y «consumidor». Un prosumidor es un individuo que no solo consume productos o servicios, sino que también participa activamente en su creación, promoción y mejora.
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Además, es un actor clave en la economía digital, donde la colaboración y la co-creación son fundamentales. Hay una derivada de este concepto que se refiere más a una estrategia de marketing.
Con la emergencia de la web 2.0 y la proliferación de las comunidades interactivas, las marcas vieron que no sólo debían convencer a los consumidores, sino que, además, tenían que escucharlos.
Surgen los comentarios y generación de otros contenidos en las redes sociales y otras webs de los consumidores con respecto a los productos y servicios que consumen y que influyen en la opción de compra de otros consumidores. Pero siendo este un avance, no es la vertiente del concepto que nos interesa.
Es más, no se ajusta precisamente la palabra prosumidor a estas personas que solo opinan de lo que consumen para influir sobre otros consumidores, porque su participación como productores no existe, solo influyen en el proceso publicitario del producto.
Internet: la poderosa ventana comercial
Entendemos más como prosumidor a aquella persona que produce un bien o un servicio, en un proceso en el que también es consumidor de los propios productos a los que tiene acceso o de otros productores que le han facilitado las herramientas para producir.
En concreto nos referimos en estos sectores: Prosumidores artísticos y de contenidos: Es decir los youtubers como productores de vídeos que les suponen ingresos y en el que ellos también son consumidores.
Además, se incluyen los escritores que aprovechan las plataformas de internet para vender sus libros; así mismo los músicos que producen canciones como compositores, cantantes o disyoqueis. Finalmente, los directores y actores que producen y suben a Internet sus propias actuaciones teatrales o cinematográficas, entre otros sectores de la producción cultural.
Son ejemplos de producción de bienes y, sobre todo, de servicios por el que obtienen ingresos sin necesidad de ningún intermediario. Prosumidores de energía: Utilizan una central de pequeñas dimensiones para producir energía a partir de fuentes renovables con placas solares, minieólica, minicentrales hidráulicas, oferta de estaciones de recarga domésticas para coches eléctricos, etc., aunque con mucha diferencia la tecnología más usada es la fotovoltaica.
La energía producida puede ser auto consumida por quienes la han producido o puede verterse a la red eléctrica y ser utilizada por otras personas que paguen por ella.
Cuenta con el apoyo de incentivos económicos establecidos por los distintos países para darle cada vez más protagonismo a la gente y para descentralizar la producción de energía, distribuyéndola por el territorio.
Otra ventaja es que al ahorrar energía también baja el coste de las facturas y, si se produce más energía de la que se consume, incluso se pueden obtener ganancias.
Una variedad colectiva del prosumidor de energía son las Comunidades Energéticas Renovables de las que le dedicamos un capítulo más adelante. Prosumidores industriales a través de la Impresión 3D: La aparición de nuevas impresoras 3D con interfaces más accesibles posibilita la producción automatizada.
Prosumidores, el camino a la economía social
Así, el prosumidor puede diseñar, fabricar objetos, venderlos o compartir sus creaciones en la red. O, más exactamente, un consumidor podrá (ya se está haciendo, pero a muy pequeña escala) comprar un diseño que le enviarán por ‘e-mail’ y ese consumidor se convertirá con 61 su impresora 3D en el productor del objeto cuyo diseño ha comprado (o le han compartido) también, si posee conocimientos de diseño digital, puede crear el modelo que le plazca.
Podría imprimir muebles, vajillas, los repuestos de sus electrodomésticos, gafas de sol, etc. Si los prosumidores producen siendo meros consumidores, la derivada con la que nos encontramos es “revolucionaria”: los prosumidores son dueños de los medios de producción, y ya sabemos que se socializa la propiedad de los medios de producción, el capitalismo entra en crisis.
En términos marxistas, se podría decir que llegaría el socialismo. Los prosumidores hoy siguen siendo una minoría, pero su número crece y constituyen una derivada de lo que tradicionalmente llamamos economía social. Sin duda, los prosumidores son una semilla que, si florece y se extiende, podrá aportar mucho para una nueva sociedad.