Lucha contra violencia feminicida relacionada con una mejora en el medio ambiente, especialmente, en contextos de desastres naturales
Silvia María Vicente Moya 
Imagen: elsaltodiario.com. El Solidario. Estado de una vivienda en Chiva, pocos días después del paso de la DANA.
La conexión entre la violencia de género y la destrucción ambiental cobra fuerza en el discurso global. ¿Es posible construir un mundo más justo y sostenible sin erradicar el abuso y la desigualdad?
La justicia comienza en casa y termina en el planeta. Cada golpe, cada grito silenciado, no solo hiere a las personas, sino también a las comunidades y al entorno que habitamos. Estudios recientes han demostrado que la violencia de género, lejos de ser un problema aislado, está profundamente vinculada a prácticas sociales y económicas que también devastan la naturaleza.
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La conexión puede parecer inesperada, pero es visceralmente real. Las mujeres, quienes representan más de la mitad de la población mundial, están en primera línea como cuidadoras de familias y del medio ambiente en muchas comunidades. Un ejemplo claro lo podemos encontrar en situaciones de catástrofes naturales como el caso de la DANA, en Valencia, donde las mujeres se ven expuestas a la violencia física y mental en un contexto de crisis y desigualdad.
Sin embargo, aquellas que son víctimas de violencia no solo sufren la pérdida de su voz, sino también la capacidad de proteger sus entornos. En comunidades rurales, por ejemplo, las mujeres afectadas por violencia ven limitadas sus decisiones sobre el uso sostenible de los recursos, perpetuando ciclos de pobreza y degradación ambiental.
Activistas y expertos coinciden en que combatir la violencia de género no es solo un acto de justicia social, sino también una estrategia clave para construir un planeta más sostenible. “El cambio climático y la desigualdad son dos caras de la misma moneda. Si queremos un mundo habitable para las próximas generaciones, debemos garantizar que todos los seres humanos puedan vivir libres de violencia”, señala Isabel Fuentes, psicóloga especializada en trauma y sostenibilidad.
¿Puede el mundo avanzar hacia un modelo realmente equitativo y respetuoso con el medio ambiente si no enfrentamos la raíz del abuso y el control?
Tal vez sea momento de reconocer que cuidar de las personas y del planeta es, en esencia, la misma lucha.
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