La Cumbre del G20 en Río de Janeiro , bajo la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva, concluyó con escasos avances en temas ambientales y mensajes ambiguos sobre conflictos clave como la guerra en Ucrania y la crisis humanitaria en Gaza.
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El foro Reunión a líderes de economías responsables del 80% de las emisiones globales de carbono, no logró compromisos claros sobre la transición energética ni sobre la reducción de emisiones necesarias para mitigar el cambio climático
Progresos y retrocesos en el G20
El presidente brasileño impulsó destacadas, como la adhesión de 82 países a una alianza global contra el hambre y la propuesta de imponer impuestos a los más ricos, pero estas iniciativas contrastaron con la falta de acción concreta sobre cambio climático . La declaración final evitó referencias a compromisos adoptados en la COP28 y dejó en suspenso las metas relacionadas con el abandono progresivo de las energías fósiles
En el ámbito geopolítico, se emitieron llamados generales a una paz duradera en Ucrania ya un alto el fuego en Gaza, sin condenas directas a las partes involucradas. Además, la inminente vuelta de Donald Trump al poder en EE.UU. amenaza con complicar futuros acuerdos climáticos, dados sus antecedentes en retirar a su país del Acuerdo de París
¿Qué papel debe asumir el G20 frente al cambio climático?
Con resultados mixtos en Río, el G20 enfrenta cuestionamientos sobre su capacidad para liderar en un mundo cada vez más afectado por crisis climáticas y conflictos globales. ¿Cómo deben actuar los líderes mundiales para garantizar una transición energética justa y equitativa que priorice los derechos humanos y el medio ambiente?
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