La COP29, cumbre mundial sobre el cambio climático, ha comenzado en un contexto alarmante: las emisiones de CO₂ de origen fósil han alcanzado un nuevo récord histórico.
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Según el último informe de la comunidad científica, el planeta está lejos de cumplir los compromisos de reducción necesarios para limitar el calentamiento global a 1.5 °C. Mientras los líderes mundiales debaten, las cifras reflejan la inacción y la falta de medidas contundentes, impactando desproporcionadamente a comunidades vulnerables.
Impacto global y desigualdad climática
El estudio destaca que en el último año, las emisiones de CO₂ aumentaron un 3.5% respecto al año anterior, lo que equivale a 37.9 mil millones de toneladas de dióxido de carbono liberadas en la atmósfera. Estos niveles no solo aceleran el cambio climático, sino que también exponen a millones de personas a fenómenos climáticos extremos, desde olas de calor hasta inundaciones masivas.
La falta de compromiso en la COP29 no solo amenaza la estabilidad climática del planeta; también profundiza la desigualdad. Las naciones en desarrollo, responsables de una fracción de estas emisiones, son las más afectadas por sus consecuencias. La justicia climática es crucial para asegurar que los derechos humanos sean protegidos, sin importar la nacionalidad o el nivel de desarrollo económico.
La humanidad necesita acciones transformadoras y políticas inclusivas que prioricen el bienestar global sobre los intereses particulares.
¿Podrán los mandatarios de la COP29 finalmente comprometerse con un cambio real, o seguirán prolongando las promesas?
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